Psicólogos Avilés. Psicólogos en Avilés. 

Hola, soy María, tengo 40 años y soy víctima de violencia de género.

Mi psicóloga me ha dicho que escribir lo que me ha pasado, lo que pienso y lo que siento, me ayudará a mejorar. Mi psicóloga es muy positiva, está un poco loca, en el buen sentido. Ella me dice que yo estoy medio loca, y que eso es bueno. Que todos estamos medio locos, menos los malos, los maltratadores, ellos no están locos, ellos no tienen la chispa, ellos son malos.

Os voy a hablar un poco de mí, soy enfermera, me gusta ayudar a los desfavorecidos, a la gente que sufre y a los que están tristes. Quizás por ello, la vida me puso delante a Mario y yo me volqué en ayudarle. Parecía un pobre diablo, pero luego vi que era malo. No os lo he presentado, Mario tiene 42 años, fuimos pareja de hecho y tuvimos una hija. Él ya tenía dos hijos de una relación anterior. Mario es mi maltratador, Mario es malo, y no está loco, él es malo.

 No soy escritora, sólo enfermera, así que no sé escribir libros, y además, como dice mi psicóloga estoy medio loca (y eso es bueno) así que os voy a contar la historia al revés, empezaré por hoy e iré escribiendo hacia el inicio, también pegaré saltos temporales y me haré un lío con las palabras, pero hago esto por dos motivos: para ayudarte a ti, que estás leyendo esto, y para ayudarme a mí, que tengo que sanar mi mente.

Ayer, hablé con mi psicóloga, os conté que ella es muy positiva, también me hace reír mucho. Me dice que mientras ríes, la tristeza se aleja un poco con el ruido de la carcajada, y eso es cierto, mi psicóloga casi siempre tiene razón. Ayer pensé que no la tenía, le dije “Psicóloga, yo soy víctima de violencia de género, yo soy una mujer maltratada” Ella me dijo que no “María, tú fuiste una víctima, ya no, si lo sigues siendo es porque se lo permites, porque le das el poder al malo, igual que se lo diste en su momento” Yo le expliqué que sigo sintiéndome maltratada, acosada, vejada, humillada, ya que Mario es malo, y además sufre de obsesión hacia mí, es un pequeño piojo molesto y dañino que se hace notar cada día de mi vida. “Psicóloga ¡yo soy ahora una víctima, siempre lo seré porque no me deja en paz, nunca me dejará!” A mí psicóloga le gusta mucho leer libros raros, ella es un poco zen, así que  estuvo un rato rebuscando y por fin encontró  un libro. Me leyó que las personas que se sienten mal consigo mismas porque no pueden conseguir el refuerzo positivo, la atención, el afecto, de los demás, se empeñan en conseguir el refuerzo negativo de los otros en compensación, es como un grito “¡hey, mírame! ¡no soy insignificante!¡Valgo! ¡Valgo porque consigo dañarte!” Mario hace eso, Mario siente que no vale nada y por eso llama la atención haciendo cosas horribles. ¿Horribles? -me dijo mi psicóloga. No, la verdad es que no son horribles, solo molestas, pero si yo sigo pensando que son horribles, yo seguiré siendo su víctima.

Víctima es una palabra muy fea, que te hace sentir pequeñita y tonta. ¡Y yo no soy eso! Ayer mi psicóloga me convenció, siempre lo hace, no soy una víctima, lo fui, pero ya no. PERO YA NO. Nunca más permitiré que Mario tenga poder sobre mí, porque Mario es malo, Mario es un maltratador, y él es insignificante. Ahora tengo que llevarlo a la práctica, mi psicóloga me ha dicho que eso me llevará algo más de tiempo, que no es fácil, pero ella confía en mí y yo en ella,  sé que lo conseguiremos juntas. YA NO SOY UNA VICTIMA. Le quitaré el único poder que tiene sobre mí, la atención. ¡Bye, bye, Mario!

Hoy es un día un poco triste, Carmen no está conmigo, bueno, realmente no sé dónde está. Supongo que estará con alguna tía o primo, no lo sé, quizás con los abuelos paternos, a ella no le gustan demasiado, no le gustan nada. Y yo estoy triste y la echo de menos, pero mi psicóloga me dice que eso es normal, que eso es porque la quiero, y tiene razón. Mario no le hace caso, me da pena por ella, pero es que un maltratador nunca fue un buen padre. ¡Perdonad! Tampoco os la he presentado, Carmen es mi hija, tiene 7 años y es tremendamente inteligente, fuerte y resiliente, también es muy guapa, pero eso no se lo digo mucho, porque no quiero que ella piense que vale por guapa. Mi psicóloga me ha dicho que tengo que fomentar valores en ella más allá de su físico, para que así, de mayor, sepa decir “no” y sea capaz de respetarse. Carmen es genial y yo la echo de menos, hay un vacío muy grande en mí cuando no está, pero eso está bien, eso significa que estoy medio loca, pero eso es bueno, porque no soy mala. Cuando pase el fin de semana la veré, me hace mucha ilusión que llegue ese momento y entonces, entiendo la frase que le encanta a mi psicóloga “ Las personas que cargan con su propia agua, conocen el valor de cada gota derramada” Y me siento feliz de ser una de esas personas.

Se me acaba el espacio para seguir contando mi historia, pero seguiré, queda mucho que contar, mis amigas me dicen que tengo para escribir un libro, así que ¿por qué no?

María, una historia de violencia de género. (Cap.2)

María, una historia de violencia de género. (Cap.3)

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